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Santiago Amaya NassarPor: Santiago Amaya Nassar

Nota: No se presentara ningún link de la página web incel en esta columna de opinión, con el fin de evitar la divulgación del grupo.

Actualmente, en Estados Unidos se está desarrollando un nuevo movimiento vía internet el cual es conocido como INCEL. Estas siglas refieren a “Involuntary Celibate” o Celibato Involuntario y está compuesta por hombres heterosexuales los cuales indican que no han tenido relaciones sexuales por lo menos en seis meses, quieren tener relaciones con mujeres y consideran que las mujeres no tienen sexo con ellos a pesar de considerar merecerlo.

Su principal página web tiene más de 5,800 miembros, presentan foros y su propio vocabulario para moverse en las discusiones que realizan. En sus foros se evidencia una clara misoginia en las cuales plantean que las mujeres no deben tener derechos, son malvadas, los hombres quienes apoyan movimientos feministas son víctimas de adoctrinamiento y refuerzan la creencia que se les debe sexo.

En sus foros, tienden a referirse a las mujeres como “perras” u otras palabras denigrantes, además de buscar humillar a toda persona que quiera defender el feminismo o la igualdad de género.

Varias de estas personas en los foros se consideran así mismos como feos (u hombres de segunda categoría) y que por ese motivo las mujeres no quieren estar con ellos. Tomando esta excusa como la base de su odio a la mujer y en cierta medida a los hombres que consideran que no comparten su sufrimiento.

 

De igual forma, se puede encontrar que algunos de sus miembros usan imágenes de asesinos seriales como Ted Bundy, y otros asesinos con bases misóginas considerándolos héroes.

También, se encuentran foros en los cuales se discuten situaciones de violación, culpabilizando a la víctima y glorificando en ocasiones al agresor. Otras noticias de violación las tratan como falsas, diciendo que es una mentira de la mujer con el fin de buscar atención. Paralelamente, presentan situaciones que si una mujer estuviera bajo los efectos del alcohol se aprovecharían de ella, fomentando el acoso y abuso hacia la mujer. En otros foros piden consejos de cómo aprovecharse y denigrar mujeres en sus lugares de trabajo o estudio.

Ahora bien, ¿qué significa todo esto? Desde la psicología y criminología cómo debería ser abordado y que precauciones se deben tomar para que no llegue a Colombia.

Entrando en una hipótesis inicial de la psicología de este movimiento, es posible que en estas personas se presenten distorsiones cognitivas hacia las mujeres, donde eximen de responsabilidad y de consecuencias (Loinaz, 2014) a los hombres agresores. Así mismo, estas distorsiones pueden ser un medio con el cual el rechazo que proclaman haber vivido por parte de mujeres se deba a causas externas y no internas (Rathus & Feindler, 2004 citado por Loinaz, 2014).

De igual forma, los comentarios representan un fuerte sexismo, presentando actitudes negativas hacia las mujeres (Pérez, Fiol, Palmer & Guzmán, 2006; Sola, Benlloch & Meliá, 2003), y manteniendo actitudes que legitiman la violencia contra la mujer como percepciones extremistas hacia los roles de género, culpabilizar a la víctima, refuerzan la dominación masculina y legitiman a los agresores (Pérez, Fiol, Palmer y Guszmán 2006).

También, es importante denotar que si bien hay adultos gran parte de sus miembros son adolescentes o adultos jóvenes en época universitaria. Esto, nos indica una población principal la cual debe ser abordada para generar programas de prevención ante las distorsiones cognitivas que mueven a los grupos; hombres jóvenes adolescente o en época universitaria.

Tras la revisión de más de 100 foros, se pueden determinar dos creencias irracionales principales o que se pueden denominar las falacias Incel. La primera consiste en que las mujeres les deben sexo a los hombres y al no dárselos se demuestra que las mujeres son seres malvados, la segunda consiste en que únicamente su aspecto físico determina su éxito sentimental y sexual con las mujeres.

Estas dos ideas son los aspectos más discutidos en sus foros y bajo los cuales mantienen sus creencias. Por lo tanto, un adecuado proceso de prevención psicológico y criminológico frente a la expansión de este grupo en Colombia podría radicar en atacar estas dos falacias.

Ante la primera,  se considera importante un abordaje desde la perspectiva de género (García, 2012; Alberdi y Rojas, 2005), la cual busque contrarrestar ideas sexistas, como que la mujer le debe sexo al hombre, rechazo hacia la mujer por el hecho de ser mujer u otras creencias irracionales transversales a esta (Loinaz, 2014). Para un adecuado enfoque de género, es necesario abarcar la construcción del mismo tanto en hombres como en mujeres, fomentando la construcción social de nuevas formas de masculinidad, puesto que estas construcciones sociales tienen una relación directa con la violencia hacia la mujer (Martínez, 2016; García, 2012).

Ahora bien, para la segunda falacia Incel la cual se enfoca en el aspecto físico, se propone una aproximación Popperiana. De manera sencilla, el presupuesto falsacionista principal de Popper indica que una afirmación universal, puede ser falseada con una sola evidencia que la contradiga (Popper, 1959). Por ejemplo, la afirmación “todos los tiburones miden más de un metro” se falsearía con un solo tiburón que midiera menos de un metro.

Es importante denotar que el falsacionismo como método universal en la ciencia ha sido descartado, lo que no implica que no pueda usarse en algunas instancias particulares (Ladyman, 2002). Es ante el peso que el movimiento le atribuye a esta falacia, al considerarla como un dogma y verdad universal, lo que permitiría la aproximación Popperiana como un método adecuado para rebatirla. En conjunto con lo anterior, un abordaje falsacionista permite en medios preventivos mostrar empíricamente a la población objetivo la falsedad de la creencia.

Este abordaje preventivo no puede hacerse con conferencias de dos horas, puesto que son creencias enteras a rebatir. Por esta razón, un adecuado marco preventivo requeriría de múltiples sesiones con jóvenes, principalmente hombres, pero no descartando a las mujeres en el proceso con el fin de hacerlo integral.

Por último, se considera necesario el desarrollo de investigación a mayor profundidad ante este movimiento, con el fin de desarrollar estrategias de prevención en el país.

Referencias

Alberdi, I. y Rojas, L. (2005). Violencia: intolerancia cero. Barcelona: Fundación “La Caixa”.

García, A. (2012). Violencia de género y cultura. Tesis doctoral, Facultad de ciencias de la educación, departamento de psicología. Universidade da coruña.

Ladyman, J. (2002). Understanding philosophy of science. London & New York: Routledge.

Loinaz, I. (2014). Distorsiones cognitivas en agresores de pareja: Análisis de una herramienta de evaluación. Terapia psicológica. 32(1); 5-17.

Martínez, A. (2016). La construcción del género. En La Psicología Jurídica en Iberoamérica. Nuevos aportes a la Psicología Jurídica 2. Madrid: EOS

Pérez, V.,  Fiol, E.,  Palmer, C. & Guzmán, C. (2006) Las creencias y actitudes sobre la violencia contra las mujeres en la pareja: Determinantes sociodemográficos, familiares y formativos. Anales de psicología. 22(2); 251-259.

Popper, K. (1959). The Logic of Scientific Discovery. New York, Harper & Row

Sola, A., Benlloch, I. & Melía, I. (2003). El cuestionario de actitudes hacia la igualdad de generos (CAIG): elaboración y estudio psicométrico. Anuario de psicología. 34(1); 101-123.

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